No he sabido llegar a tí por los mil caminos que lo he intentado.
Tú decias ¡Qué manos tienes!...
Y no eran mis manos lo que posaba sobre tí,
era mi alma abierta la que te tocaba...
y era mi alma rota la que te buscaba.
Tú decias ¡Qué manos tienes!...
Y no eran mis manos lo que posaba sobre tí,
era mi alma abierta la que te tocaba...
y era mi alma rota la que te buscaba.
0 comentarios:
Publicar un comentario