Mis recuerdos de infancia tienen olor;
a pino, a rosas, a manzanas verdes
y a helechos altos y húmedos.
Mis días de ayer tienen también sabor;
a tardes de otoño volviendo de la escuela,
a pan tierno con chocolate,
a palotes y chicles
donde encontraba consuelo mi desconsuelo infantil.
Mi mirada hoy es un puente de días atrás,
una pendiente por la cual desciende la vida sin manos
a veces a trompicones tristes, a ratos con alegrías fugaces
como las estrellas.
Todo lo que perdí aparece ante mis ojos,
aparece también para salvarme
la sonrisa abierta de mi madre, como una flor- a.
a pino, a rosas, a manzanas verdes
y a helechos altos y húmedos.
Mis días de ayer tienen también sabor;
a tardes de otoño volviendo de la escuela,
a pan tierno con chocolate,
a palotes y chicles
donde encontraba consuelo mi desconsuelo infantil.
Mi mirada hoy es un puente de días atrás,
una pendiente por la cual desciende la vida sin manos
a veces a trompicones tristes, a ratos con alegrías fugaces
como las estrellas.
Todo lo que perdí aparece ante mis ojos,
aparece también para salvarme
la sonrisa abierta de mi madre, como una flor- a.