Todo lo que nos toca, y no nos hunde, nos hace crecer.
Sean olas o fuerzas insospechadas las que nos tambalean,
o tal vez caricias que no pedimos y nos sorprendieron.
Lo que me toca y no me hunde, me salva.
Sean olas o fuerzas insospechadas las que nos tambalean,
o tal vez caricias que no pedimos y nos sorprendieron.
Lo que me toca y no me hunde, me salva.